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No todos somos así
 Alberto Renza Lizcano 
 

Hay un adagio popular que dice, que “cuando el río suena, piedras lleva”. Y el tema del narcotráfico en Pitalito lo han venido tocando en el seno de Concejo y en los debates de seguridad, algunos cabildantes, pero también ciudadanos y gentes de bien.

Pero en ningún momento en el Concejo se han referido a que Pitalito esté invadido, o dado a entender que todos sus habitantes estén inmersos en esta actividad al margen de la ley.

No se está tratando de tapar el sol con la mano, porque seguramente sí hay gente comprometida con oscuros negocios.

Nadie puede desconocer que en esta ciudad se mezcle uno que otro individuo con nexos o negocios del narcotráfico, pero no por eso, le da derecho a un fulano que no conoce la ciudad ni sus gentes a endilgarles el remoquete de ciudad de narcotraficantes y traquetos.

Falta a la verdad el osado periodista que mancilla el buen nombre de Pitalito con su ligera apreciación, dejando entrever que su artículo no fue investigado, pues en Pitalito no tomó entrevistas con los gremios ni representantes de organizaciones como la Cámara de Comercio, el Comité Cívico Pro desarrollo del Surcolombiano, ni con representantes de la iglesia, ni del Comité Municipal de Cafeteros, el sector cooperativo y financiero, las organizaciones de ganaderos, ni mucho menos con sus autoridades. Allí le habrían aportado detalles, sin negar el lunar, pero sí dejando en claro que acá hay gente buena.

Solamente se dejó llevar de las afirmaciones del Senador Hernán Andrade, cuando en un debate de seguridad en el Congreso, señaló a Pitalito como, posiblemente permeado por el narcotráfico y la inseguridad.

Se afianza en declaraciones del coronel Meza de la policía del Huila, que nunca dijo nada antes sobre narcotráfico en Pitalito, sino a las pocas horas del debate en el Congreso.

Y si hay narcotraficantes en Pitalito, como seguramente los habrá, la Fiscalía General de la Nación, a través de los organismos de lavado de activos y de seguimiento a estas actividades ilícitas, deben investigar, eso sí a todo el mundo, porque es su obligación, y mostrar resultados, sin decir que acá todos son delincuentes.

Cuando hayan resultados, con la captura de los implicados, expropiaciones, y en fin, todo lo que significa combatir ese delito, tendrán la oportunidad en los periódicos y medios de comunicación de registrar el hecho, pero eso sí, separando a la población honrada, trabajadora y digna representante de la sociedad y la familia, de los malos del paseo, porque, no todos somos así.

La administración municipal salió a defender el honor y buen nombre de Pitalito a través de sendas cartas pidiendo aclaración a semejante estigmatización del pueblo laboyano, donde una publicación periodística involucra a todos y les coloca el inri de narcotraficantes y traquetos.

El tema del narcotráfico es cuestión que debe poner al descubierto la autoridad competente, donde quiera que éste esté. Porque no lo podrá negar el señor periodista la nota denigrante de la imagen de Pitalito, que su tierra, o por lo menos la que le ha dado la oportunidad de mostrarse aunque sea con esta clase de trabajos, que no sea ajena a esos aconteceres, de los cuales nunca ha dicho nada.

Ahora hace falta que la Cámara de Comercio de Neiva, seccional Pitalito, en representación de los comerciantes honrados que son casi todos, se pronuncie y pida igualmente las rectificaciones del caso; lo mismo deben hacer las demás organizaciones, como el sector cooperativo y financiero del municipio que se ve envuelto en el tema periodísco, porque se dice que esta actividad ha aflorado por el crecimiento del narcotráfico.

 

 

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